sábado, 10 de febrero de 2018

APUNTES SOBRE ‘GRANDES ESPERANZAS’








Gonzalo Gamio Gehri

Hace algunas semanas vi Grandes esperanzas (2012) - dirigida por el cineasta inglés Mike Newell - representación cinematográfica de la excelente novela de Charles Dickens. Esta buena película me remitió al libro. Es una historia de formación de un ser humano. Es también una obra sobre el destino y el amor. Pip Pirrip, es un niño que vive con su hermana y su cuñado en una zona empobrecida de Kent. Su cuñado lo educa como herrero. Sufre una experiencia perturbadora al ser obligado a colaborar con la huida de un preso prófugo de la justicia, a quien alimenta y provee de una lima para liberarse de sus grilletes.  Luego de un tiempo es enviado a la morada de la Señorita Havisham, una misteriosa mujer aristócrata, a  realizar unos mandados.

Allí conoce a Estella, la protegida de Havisham, una bella e inteligente niña de su misma edad. La presencia de la niña tuvo un enorme impacto en el alma del muchacho. Los grandes y hermosos ojos de Estella, enmarcados por sus acentuadas cejas, calaron en el corazón de Pip para siempre. Por un tiempo visitó la mansión, aprendiendo a bailar y escuchando poesía en compañía de Estella y de Havisham. Finalmente, tuvo que volver al campo y a retomar el trabajo en la herrrería de su cuñado. Pero Pip abriga muy dentro la idea de convertirse en un caballero (un gentleman) para algún día ser digno del amor de Estella.

Pasan varios años. La rueda de la fortuna gira en su dirección cuando se entera que un misterioso benefactor le otorga una herencia considerable, a cambio de mantener el anonimato – el joven cree firmemente que se trata de Havisham, pero el personaje misterioso no es otro que el reo que ayudó una década atrás -. Pip se traslada a Londres y estudia. Se convierte en quien anhelaba ser. Encuentra a Estella, a quien no ha olvidado. Ella le corresponde, aunque intenta combatir el amor que siente por Pip. Piensa que podría ser que otro destino le aguarde.

Pip vuelve a su antigua casa pero no se siente ya parte de ese mundo. Visita a Havisham, y allí encuentra a Estella. Ella le informa que se casará con otro hombre, proveniente de una familia noble y poderosa.  Él detecta cierto temblor en su voz. Pip siempre pensó que su vínculo con ella estaba forjado en acero y confiaba en que no podría mellarse jamás, pero también sentía que algo se estaba rompiendo en su interior, y que sólo su voz podría curarlo.

La conversación entre ambos es extraordinaria por su profundidad. La película respeta el pasaje del capítulo 44 de la obra original:


     “ – Dentro de una semana te habrás olvidado de mí.        

-          ¿Olvidarme de ti? Eres parte de mi existencia, de mí mismo. Siempre has estado presente en cada una de las líneas que he leído, desde que vine aquí, un vulgar y tosco muchacho cuyo corazón heriste ya entonces. Siempre has estado presente en cada perspectiva desde aquel día, en el río, en las velas de los barcos, en los marjales, en las nubes, en la luz, en la oscuridad, en el viento, en los bosques, en el mar, en las calles. Siempre has sido la encarnación de cada fantasía con la que mi mente ha tropezado. No son más reales las piedras de las que están hechos los más recios edificios de Londres, ni tendrías mayor dificultad en desplazarlos con la mano de lo que han sido y seguirán siendo para mí tu presencia y tu influencia, allí y en todo lugar. Estella, hasta el último instante de mi vida no podrás sino ser parte de mi existencia, parte de lo poco que de bueno hay en mí, parte de lo que de malo llevo”.

Pero la fortuna dará nuevas vueltas. El futuro tendrá reservados nuevos momentos para Estella y PIp, encontrándose mutuamente. No se trataba de la última palabra para esa historia. Pip afrontará asimismo proyectos importantes con los que podrá ayudar a sus antiguos amigos de Londres y de Kent. Dickens deja sin duda un espacio para la esperanza.

Esta reivindicación del amor y la esperanza es un elemento medular en la narrativa de Dickens, quien denunció los males de las desigualdades y la deshumanización de un capitalismo extremo.  No compartió el triunfalismo victoriano. Por el contrario, señaló sus inequidades y conflictos internos. Sus novelas nos conmueven tanto hoy como cuando fueron compuestas. Son testimonio de un espíritu profundo y sabio. 

martes, 12 de septiembre de 2017

ÉTICA, AGENCIA Y DESARROLLO HUMANO: NUEVO LIBRO SOBRE EL ENFOQUE DE LAS CAPACIDADES







Gonzalo Gamio Gehri

En estos días ha aparecido una nueva publicación del Fondo Editorial PUCP, Ética, agencia y desarrollo humano, libro editado por Ismael Muñoz, Marcial Blondet y quien escribe estas líneas.  El volumen compila un conjunto de ponencias presentadas durante la V Conferencia de ALCADECA, institución latinoamericana que reúne a diversos especialistas en temas de desarrollo humano, particularmente en el enfoque cultivado por Amartya Sen, Martha Nussbaum, Sabine Alkire, Kwame A. Appiah y otros. La V Conferencia se realizó en la PUCP en mayo de 2014.

El volumen incluye un ensayo mío, Libertad de creer. Justicia y libertad religiosa en la sociedad liberal, un escrito sobre laicidad planteado en términos conceptuales, pero motivado por algunas circunstancias locales que considero significativas desde el punto de vista de la democracia liberal.

lunes, 11 de septiembre de 2017

LAS COSAS QUE IMPORTAN








Gonzalo Gamio Gehri


Los griegos sostenían que la única manera de indagar acerca de si la vida de alguien había tenido realmente sentido requería reconstruir narrativamente aquella vida desde el presente hacia el pasado, intentando reconocer en el relato el impulso que habría llevado al agente a asumir los propósitos que habrían guiado su existencia, su vocación más profunda, y todo su amor. El escenario ideal suponía que el propio agente pudiese realizar este ejercicio hermenéutico, aunque a menudo era otro ser humano el que rendía cuenta de aquella narración. No en vano la oración fúnebre se revelaba como un genuino género literario en las ciudades de la Hélade.

Podemos imaginar este trabajo realizado en primera persona, o aún realizado por otro. Recordemos el duro, extraño y hermoso proceso de anagnórisis experimentado por Ulises gracias al canto del aedo Demódoco. La conmoción de su alma ante el relato de sus conflictos con el pélida Aquiles. O el propio relato de sus hazañas ante la atenta mirada de Alcinoo. Incluso los relatos parciales de la vida conmueven o dejan qué pensar cuando se ocupan de las cosas que importan. Imaginemos el recuento de la vida de Perseo, escapando de la mirada letal de Medusa, robando el ojo de las grayas, salvando la vida de su amada Andrómeda en Etiopía, recordando sus bellos ojos y sus cejas pronunciadas, para luego evocar el duelo con el feroz Ceto y la recia batalla contra Fineo.

Si consideramos lo señalado en los mitos, los poemas épicos y las tragedias, esta suerte de examen de la propia existencia constituye un hito crucial en el curso de de la vida. Aristóteles solía decir que un agente humano sólo podía sostener que había sido feliz cuando lograba pensar la totalidad de su vida en virtud de un relato articulado. Un relato construido sobre la base del contacto con las aspiraciones que conducen nuestras vidas y en conversación con las personas que nos importan. El tejido de la vida es de carácter interpersonal. Su sentido y dirección está marcado por la contingencia y por la vulnerabilidad propia de la condición de los mortales.
















miércoles, 2 de agosto de 2017

AÑO UNO: POLÍTICA Y SENTIDO DE CRISIS









Gonzalo Gamio Gehri

Se ha cumplido un año desde que Pedro Pablo Kuczynski asumió la Presidencia de la República. Este ha sido, sin duda, un año difícil. El fenómeno del Niño costero ha golpeado severamente el Norte del país. El escándalo de Odebrecht ha puesto de manifiesto situaciones graves de corrupción que comprometen no sólo a buena parte de la autodenominada “clase política”, sino que involucra a algunas empresas peruanas notablemente influyentes, un hecho que algunos medios de comunicación tienden a soslayar. Tres expresidentes están siendo investigados en torno a su presunta responsabilidad en este caso, un juez ha ordenado prisión preventiva contra Ollanta Humala. Con él son dos ex mandatarios que están en la cárcel. Este año parece llevar el signo de la crisis.   

Kuczynski formó un gabinete interesante, compuesto por especialistas, pero ha descuidado el aspecto político de su gestión. Rodearse de técnicos ha sido una decisión que ha traído consigo dificultades en materia de acción política. El gobierno requiere de personalidades que cuenten con peso político y habilidades en materia de negociación y manejo de situaciones difíciles. El problema es que el Presidente no cuenta siquiera con una bancada sólida que esté en capacidad de defender con firmeza y lucidez las reformas propuestas por su gobierno. Tampoco lidera un partido político organizado y con presencia nacional. Algunos de sus voceros son políticos que tienen su propia agenda, y no siempre han sabido sumar esfuerzos para sacar adelante el programa de su partido.

Uno de los problemas más graves ha sido sin duda el conflicto entre el poder ejecutivo y el Congreso de la República. El fujimorismo – principal fuerza política en el parlamento  -  se ha propuesto poner en jaque al gobierno sometiendo a interpelación a varios ministros, forzando la renuncia de algunos de ellos. El gobierno ha usado la carta del indulto a Alberto Fujimori como potencial factor de negociación, una carta altamente discutible. En circunstancias en las que un expresidente padece prisión preventiva por presuntos delitos de corrupción, curiosamente un sector de nuestros políticos considera pertinente indultar a otro expresidente, condenado por corrupción y por violaciones a los derechos humanos. El mensaje del gobierno transmite ante la opinión pública resulta  éticamente cuestionable, en la medida en que las pretensiones de impunidad de Fujimori se han convertido en materia de cálculo político.

Esta situación ha generado una división significativa entre los fujimoristas. Los seguidores de Keiko Fujimori se muestran reacios a promover la asignación del indulto como un posible tema de acuerdo político; por su parte, los congresistas cercanos a Kenji Fujimori plantean el asunto como una condición esencial de un supuesto programa de “reconciliación nacional”, un programa controvertido que pretende olvido e impunidad como factores de cohesión comunitaria: se trata, evidentemente, de una idea espuria de reconciliación, que no se justifica en el derecho a la verdad y en el trabajo de la justicia, como exige la cultura de los derechos humanos. El tiempo pondrá de manifiesto si esta división en Fuerza Popular se convierte en fragmentación política.

En los espacios de opinión pública impera una suerte de sentido de crisis, la idea de que el país enfrenta graves problemas – principalmente asociados con la inseguridad ciudadana y con la corrupción – que el gobierno no puede enfrentar con eficacia a causa de su incapacidad para hacer política en su sentido más pleno. Los conflictos se resuelven convocando tanto a los actores como a los afectados, intentando proponer medidas de consenso que permitan deponer posiciones extremas sin sacrificar principios fundamentales, en un marco general de transparencia y apertura a las razones del otro. Los actores principales del gobierno muestran serias dificultades para la deliberación y la negociación, actividades políticas esenciales para enfrentar problemas básicos que afectan la convivencia social y la estabilidad política del país. La opción por la tecnocracia en desmedro de la política parece pasarle una temprana factura a la administración PPK. Nos preguntamos si el presidente tendrá el juicio y los reflejos necesarios para tomar acciones que reviertan esta complicada situación en breve plazo, y si cuenta con los cuadros para llevar a cabo estas acciones.




(Aparecido primero en Ideele N° 271).



lunes, 24 de julio de 2017

LIBERTAD. ESCRIBIR EL DESTINO


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Gonzalo Gamio Gehri

Un hombre tiene que luchar por realizar sus propias aspiraciones y vivir su vida, en contra de una misteriosa organización que pugna por ajustar su vida y la de toda la humanidad a un plan impuesto desde fuera. Este es un tema recurrente en las literaturas distópicas y la ciencia – ficción. Es también la trama de Agentes del destino (Adjusment Boureau), una película norteamericana de 2011 con ciertas pretensiones filosóficas sobre esta materia. David Norris es un joven político que abriga el proyecto de llegar al Congreso. Conoce a Elisse el mismo día en que su candidatura fracasa. A Norris le impresionan los ojos grandes y hermosos, las cejas pronunciadas de Elise Sellas, pero más la conversación franca e inteligente que mantuvieron por unos minutos. Todo eso marcó su  mente y su corazón. Esa experiencia lo llevó a dar el discurso más conmovedor y sincero de toda su trayectoria, que lo pone de nuevo en carrera para la siguiente elección.

Pero Norris tiene la idea fija de encontrar a Elise. Algo los ha unido. Aunque la fortuna los reúne alguna vez, el Buró de Ajustes – aquella misteriosa organización citada al principio – actúa para frustrar cualquier encuentre entre los dos, porque no es conforme al Plan urdido por El Superior. El político y la bailarina, empero, se buscan una y otra vez, incluso cuando parecen perder toda esperanza. La película es interesante porque evoca una especie de burocracia dedicada a garantizar el cumplimiento del Destino, comparando al Buró con los ángeles y al Supervisor con el propio Dios. La idea es que los seres humanos no están preparados para el libre albedrío, a menos que luchen por ello. Lo correcto es atenerse al Plan. El amor – como tantas veces ha aparecido en la novela y el teatro – aparece para oponerse al Plan. Una trama antigua discutida de manera interesante, valiéndose además, de los recursos técnicos de los filmes estadounidenses. Las actuaciones de Emily Blunt y Matt Damon son buenas, el final resulta interesante.  

La película plantea una manera aguda de reivindicar la libertad individual, en el contexto de una clase de distopia determinista. Interesante asimismo el rol que tienen tanto la danza como la política en este conflicto.

miércoles, 31 de mayo de 2017

NI OLVIDO NI IMPUNIDAD
















REFLEXIONES ÉTICAS SOBRE UNA MARCHA




Gonzalo Gamio Gehri[ 1]





1.- Un hecho polémico.

Hace unas semanas una noticia llamó severamente la atención de la opinión pública. El MOVADEF – agrupación que opera como brazo político de la organización terrorista Sendero Luminoso – realizó una marcha con ocasión del día del Trabajo en Lima. La movilización incluyó la exhibición de una pancartas con el retrato de los miembros de la cúpula de Sendero Luminoso, cuya excarcelación reclamaban recurriendo a una idea espuria de ‘reconciliación’. Al ser interrogados sobre el propósito de esta manifestación, uno de los dirigentes de este movimiento señaló extrañamente que ésta buscaba únicamente  reivindicar “los intereses históricos de la clase obrera”.

El evento desencadenó la indignación de un sector importante de nuestra “clase política”, que consideró que el gobierno no había tomado las medidas adecuadas para prevenir esta manifestación, o quizá interrumpirla una vez iniciada. El fujimorismo insiste hoy en interpelar al ministro del interior a causa de esta situación. Muchos políticos, periodistas y abogados indican que los integrantes del MOVADEF que participaron en esta marcha incurrieron en el delito de apología del terrorismo; otros aseveran que tales acciones no corresponden específicamente a lo que establece la ley, y se han propuesto modificarla. Los medios de comunicación han cubierto la noticia poniendo énfasis en el lamentable espectáculo de los manifestantes enarbolando pancartas con las fotos de los líderes senderistas, y a su lado, presentar a policías vigilando que el evento se desarrolle con orden y normalidad. Se ha explotado el escándalo, y se ha soslayado la tarea de confrontar políticamente a este cuestionable movimiento.

Existen importantes cuestiones de principio que es preciso considerar con cuidado, pues atañen a la ética que subyace a una cultura política específicamente republicana. La estrategia legal punitiva contra MOVADEF no puede ser el núcleo de la lucha contra esta clase de integrismo ideológico y su condenable difusión en nuestra sociedad. Es cierto que debemos estar alertas frente a cualquier forma de apología del delito, y que el Estado debe contar con una estrategia de inteligencia policial que sea eficiente en la medida en que pueda realizar un seguimiento adecuado de las acciones de estos grupos que evidentemente tienen conexiones con las organizaciones terroristas. También es pertinente hacer ajustes a la ley, para prevenir y combatir cualquier forma de incitación a la violencia. Pero creo que estamos dejando de lado dos asuntos importantes en este debate sobre qué hacer con colectivos como MOVADEF. Es preciso no perder de vista que la lucha contra estos movimientos se enmarca en la lucha por fortalecer y preservar el sistema democrático en el Perú.

2.- Dos desafíos morales y políticos. La lucha intelectual contra el integrismo ideológico y el proceso de rememoración de la violencia vivida.

Se trata de una lucha política que posee un trasfondo ético muy claro. Defender la democracia supone reivindicar una forma de vida en común basada en el cultivo de un conjunto de derechos universales y libertades sustanciales que no son susceptibles de negociación. El derecho a llevar una vida tranquila y segura – sin violencia -, el derecho a expresar libremente el propio pensamiento en el marco de una sociedad abierta a una pluralidad de ideas y valores, y tantos otros derechos fundamentales. Es evidente que los grupos terroristas y sus organismos de fachada no comparten aquel trasfondo de sentido. Lo hemos vivido, ellos practicaron una ideología totalitaria que estigmatizaba toda forma de desacuerdo. Ellos cometieron terribles crímenes contra los derechos humanos en el contexto del conflicto armado más cruento de nuestra historia republicana; el Informe Final de  la Comisión de la Verdad y Reconciliación, así como otras investigaciones, han documentado estos hechos con rigor y detalle.

He señalado que enfrentar eficazmente a MOVADEF implica considerar dos asuntos de una particular significación para la defensa de la democracia. El primero es combatir intelectual y políticamente a MOVADEF, tanto en los espacios públicos como en las universidades. Esta clase de movimientos han encontrado una inquietante recepción en un sector de la juventud peruana que no cuenta con información rigurosa acerca de lo sucedido durante el conflicto armado interno. Esta grave situación es consecuencia de la indiferencia del Estado y de los actores políticos frente a las tareas de recuperación pública de la memoria; también es un efecto de la desidia de los partidos políticos ante la posibilidad de presentar batalla ideológica a grupos como el MOVADEF. Es cierto que en más de un sentido esta responsabilidad alcanza a toda la ciudadanía – que no puede mantenerse al margen de esta grave circunstancia -, pero compromete directamente a las organizaciones de nuestro sistema político.

MOVADEF plantea el imperio de una ideología fundamentalista y totalitaria, que rinde culto a la personalidad de un líder y que desarrolla una estrategia de acción que distingue entre fases de “trabajo político” y de “guerra popular” a partir de una presunta “lectura de la historia”, una concepción determinista y dogmática de las sociedades que no cuenta con un sustento conceptual ni empírico consistente. Ninguna de tales presuposiciones es compatible con el espíritu de la democracia. El cuidado del pensamiento crítico y el respeto por la diversidad son bienes fundamentales para un régimen libre. Este tipo de argumentos deben interrogar y desenmascarar el ideario autoritario de este y otros grupos extremistas. El debate público sobre estos problemas – y sus consecuencias para nuestras instituciones – resulta crucial para nosotros.

Este debate requiere de la presencia de los partidos políticos, aunque no sólo ellos. Los partidos han abandonado hace tiempo las tareas de formación intelectual de sus militantes, y han perdido presencia en los movimientos estudiantiles. Se han convertido en cascarones o vientres de alquiler para los proyectos electorales de individuos o grupos particulares de interés. Difícilmente en esa condición podrán convertirse en alternativas a programas sectarios como los de MOVADEF y otros. Los intelectuales y los estudiantes tienen asimismo una responsabilidad especial en esta lucha de ideas; ellos han de vindicar el lugar central del argumento y la evidencia en el debate público y académico. Han de procurar preservar la institución universitaria como un reducto de investigación y pensamiento, un escenario que rechaza el mero recurso a dogmas y slogas sin contenido racional. Otras instituciones de la sociedad civil, como los sindicatos, los colegios profesionales y las ONG, pueden convertirse en espacios de deliberación sobre lo que es justo y convergente con un ethos democrático.

Alguien podrá alegar que esta discusión se tornará estéril, porque el espíritu del MOVADEF y organizaciones similares, sedientas de ortodoxia, no podrán ser persuadidos por el mejor argumento. Es cierto que quien no es sensible al trabajo del diálogo no será capaz de escuchar y modificar sus convicciones, pero esta clase de debate público es para beneficio de toda la sociedad, que debe ser testigo de la debilidad del modelo de justicia y de comunidad política que exhiben grupos integristas como MOVADEF. La sociedad peruana debe reconocer las razones que hacen que Sendero Luminoso y sus defensores representen opciones de muerte y supresión de las libertades para los ciudadanos. Este debate cumple un rol tanto pedagógico como ético-político.

El segundo asunto relevante tiene que ver con la significación del proceso de  esclarecimiento de la memoria como un elemento básico de la construcción de la justicia en una genuina democracia. El MOVADEF propone una amnistía general para las personas involucradas en los crímenes cometidos contra los derechos humanos durante el conflicto armado interno. Pretenden con ello favorecer a los senderistas presos por terrorismo. Amnistía es amnesia e impunidad, es borrón y cuenta nueva. Se trata de una medida que toda la legislación global en materia de derechos humanos rechaza con razón. Sobre la base de políticas de olvido y suspensión de la justicia no puede edificarse una sociedad libre e inclusiva. Una verdadera reconciliación exige honrar el derecho a la verdad y a la justicia que demandan las víctimas de la violencia. Esta es una crítica que alcanza no sólo al radicalismo de izquierda, sino también a la extrema derecha, hoy tan proclive a considerar un inaceptable indulto a Fujimori como objeto de negociación política; tal parece que la práctica antidemocrática del culto a la personalidad del líder va más allá del signo ideológico de los adeptos.

Si creemos en la justicia, en su capacidad de regular nuestra vida en común, debemos cerrar filas ante este tipo de proyectos. Ni olvido ni impunidad en materia de derechos humanos. Estamos hablando de la vida y de la dignidad de los peruanos más vulnerables, quienes fueron víctimas de crímenes terribles.  Para evitar que situaciones así se repitan debemos hacer memoria, y tenemos que librar una batalla ética y política para desenmascarar la doctrina y las prácticas de quienes desataron la tragedia más cruenta que enlutó nuestro país.  


(Aparecido en Ideele Nº 270)



[1] Doctor en filosofía por la Universidad de Comillas. Profesor de la UARM y de la PUCP. 

sábado, 6 de mayo de 2017

LA MUERTE DE SIGFRIDO







Gonzalo Gamio Gehri


Es preciso continuar la narración de la historia de Sigfrido allí donde la había dejado hace un tiempo. Pasaron años desde que un invisible Sigfrido había ayudado al rey Gunther a lograr la mano de la valkiria Brunilda. Esta gesta había generado a su vez que Sigfrido conociese a la bella Crimilda – hermana de Gunther -, a la que dedicó un amor tan invulnerable y poderoso como la piel revestida con la sangre mágica del dragón. Luego de un tiempo apacible en su patria, Sigfrido y Crimilda volvieron a Worms. Un destino sombrío fue abriéndose paso en su vida.

Brunilda se había convertido en una reina intransigente y furibunda, y no tardó en tener desavenencias con la propia Crimilda. En una de estas terribles discusiones, Crimilda le revela que fue Sigfrido – y no Gunther – quien realmente venció a Brunilda en las pruebas de Islandia. El frío corazón de la valkiria se tiñó de sangre y pidió a los suyos la cabeza de Sigfrido. Con la anuencia de Gunther, fue su tío Hagen de Tronje quien se ofreció a asesinar a Sigfrido. Organizaron una cacería en el bosque para cometer este crimen. El obvio problema era que el héroe, al vencer al dragón, se había bañado en su sangre y se había vuelto invulnerable. Sin embargo, recordaban que Sigfrido había dejado un punto sin que la sangre de Fafnir lo tocase. Con engaños, Hagen consiguió que su sobrina Crimilda le revelase el lugar de aquel punto, y que incluso bordase en la casaca de Sigfrido una pequeña cruz en ese lugar.

Aquella mañana Crimilda se despidió de Sigfrido con un mal sentimiento, con mucho temor. Encomendó a Sigfrido a los cuidados de su hermano y de su tío. La última sonrisa de la pequeña  Crimilda jamás se borró de la mente de Sigfrido en aquel día fatídico. El resto del día el héroe y los burgundios se dedicaron a cazar jabalíes. Al atardecer, Hagen se propuso cumplir con la orden de los reyes. Una vez que Sigfrido bajó del caballo para divisar a su presa, Hagen supo que era el momento. A esa corta distancia, la cruz que se elevaba en la espalda del héroe, entre los omóplatos, era un blanco fácil. Allí arrojó su lanza.

Sigfrido sintió que la vida se le escapaba por la herida causada por el golpe traicionero de Hagen. Se dio cuenta que esta era su hora final. Muchos pensamientos cruzaron su mente. Pensó en su batalla con Fafnir, en la tibia sangre del dragón, y en toda la gloria de ese día. Pensó en los brillantes ojos negros de Crimilda y en el profundo amor que le profesaba; hubiera querido conocer todas las etapas de su vida. Pensó en todas las hazañas que le quedaban por realizar. En su reino y su legado. Hizo el intento de volver a empuñar la reluciente espada, presentar batalla. Quiso ponerse en pie, pero era tarde ya. 

El manto de la más espesa noche cubrió Worms, y el canto de los negros cuervos lamentó por doquier la muerte de Sigfrido. Los habitantes de la región dicen que todavía pueden escucharse esos terribles graznidos en aquel lugar.